EL SALVADOR. Centroamerica.

Que decir de la Navidad, producto creado hace ya muchos años para potenciar el consumismo.
Como dicen por aquí... NO TENGAS PENA, que yo lo traduzco a sal y explora, vete del frío europeo a buscar un lugar cálido que te acoja, ayer tuve el honor de experimentar lo que es una cena navideña Salvadoreña, Javier y Adriana unos buenos amigos, él salvadoreño y ella española, me invitaron a pasar junto con su familia esta afamada cena. 
Llegamos a Los Planos, en San Salvador, una barriada tranquila en un alto a unos 509 metros sobre el nivel del mar, un lugar fresco y húmedo que me acogió calurosamente.
Todo comenzó con las presentaciones y diferentes sectores alrededor de un jardín en una casa campera. 
Tenían una zona Karaoke, donde grandes éxitos de los 80 sonaban a todo volumen, a parte se hicieron grupos dependiendo de la edad, yo me senté en una mesa y empezamos a picar nachos con diferentes salsas, cuando los nachos saciaron mi apetito y la cena se demoraba, y los 10 cuba libres subían a mi cabeza, me pasaron un panfleto en el cual diferentes canciones cristiano navideñas, se encontraban preparadas para la procesión, todos en pie se dispusieron a ir de casa en casa como si de Hallowen se tratara, pero en vez de pedir caramelos, se cantaba desafinando y cada cual con su ritmo, los diferentes cánticos, después de esta curiosa situación sobre las 23 horas regresamos al meeting point y la cosa no acabo ahí, se reunieron junto a un belen, y empezaron los salmos, padres nuestros y canciones o alabanzas al señor, y ya me conocéis que yo no comulgo con este rollo cristiano. 
Bueno en cuanto acabaron quedaban escasos 20 minutos para la media noche, y cada cual fue a la cocina a una especie de buffet en el cual tu te ponías lo que querías y lo más curioso y por lo que quede mas sorprendido fue que cada cual se sentaba donde quería, la mayoría dispersados a comer su platito, y cuando pensé que podíamos repetir o que saldrían los dulces, la gente empezó a levantarse y a darse abrazos y besos. 
No entendía nada, enseguida me dijeron que era media noche y aquí se saludan por Navidad, así que prosegui con el protocolo, y cuando acabe me di cuenta que estaba solo, volvieron al karaoke, a beber, a charlas en grupos y un largo etc que no puedo explicar. 
La verdad que fue una experiencia mística, rara y que por el momento no quiero repetir. 
A veces reniego de chamanes que me ofrecen ayahuasca pero después de esto creo que probaré...
En el fondo lo tenía que vivir, no es mi rollo, pero ahora puedo decir que tuve el placer de sentirme un salvadoreño mas en una cena de Navidad.  
Un consejo, el ron Flor de caña de 21 años también te sube a la cabeza. 
Feliz lo que queráis.  
Y en el fondo, gracias Javier por regalarme esta experiencia. 

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